Yo te escribo.
Te vivo.
Te siento.
Te dejo derramar tu fragancia por mi vida. Eso es lo que haces.
Cubres cada parte de mi ser con tu latir.
Me enseñas que todo es una lucha constante.
Me enseñas a no rendir.
Las manos tibias de la mañana son tus manos en mi rostro.
El rayo de sol con el que cierro los ojos es el beso tuyo en mi frente.
La sonrisa que pinta mi rostro, la sonrisa que tú creaste, es la cosquilla que haces en mi alma y me llena de júbilo.
Me llenas.
Me haces ser la rosa azul del rosal.
Me haces ser yo.
Sabes mis detalles, me conoces. A mis secretos.
Corres en mi auxilio y me cubres con la manta tibia de aroma incomparable y suavidad más allá de lo deseable.
¡Tus brazos desnudos me tienen cautiva! Es donde quiero estar.
Escribo.
Te escribo.
Te vivo.
En mí.
Te vivo.
Te siento.
Te dejo derramar tu fragancia por mi vida. Eso es lo que haces.
Cubres cada parte de mi ser con tu latir.
Me enseñas que todo es una lucha constante.
Me enseñas a no rendir.
Las manos tibias de la mañana son tus manos en mi rostro.
El rayo de sol con el que cierro los ojos es el beso tuyo en mi frente.
La sonrisa que pinta mi rostro, la sonrisa que tú creaste, es la cosquilla que haces en mi alma y me llena de júbilo.
Me llenas.
Me haces ser la rosa azul del rosal.
Me haces ser yo.
Sabes mis detalles, me conoces. A mis secretos.
Corres en mi auxilio y me cubres con la manta tibia de aroma incomparable y suavidad más allá de lo deseable.
¡Tus brazos desnudos me tienen cautiva! Es donde quiero estar.
Escribo.
Te escribo.
Te vivo.
En mí.