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martes, 19 de julio de 2011

Corre




Camino por las calles de noche, siento un soplido místico que me ilumina la vista del mundo al tiempo que siento frío, miro la luna y pierdo el aliento.
Algo me persigue y comienzo a correr, pierdo mi destino y me dirijo a cualquier lugar ahora.
Sonrío ante las estrellas, veo un caballo, lo monto y huyo sobre él en la oscuridad. La noche me envuelve, -tú el que que me sigue detente, no quiero huir más lejos, eres el que me ha desviado de mi rumbo -pienso, aunque ahorita no hay elección, puede ser esto o morir.

Te he perdido misterioso errante, calmo al caballo y me doy cuenta que estoy metida entre los brazos de la oscuridad, no sé en dónde estoy, ¿Debo retomar mi camino o hacer uno nuevo? ¿Por qué me seguías? Quizá son cosas que nunca responderé, y ahora aquí atrapada en tus brazos noche inmensa y oscura, deberías guiarme a dónde ir… lejos, lejos, lejos.

Quizá ya no quiero a donde quería, ahora sólo quiero ser libre, lejos, muy lejos de aquí, no sé qué estoy buscando pero estoy segura de que no es esto. Miro mis zapatos negros y los noto llenos de tierra.
Comienza a hacer mucho frío, de pronto la niebla ya no me deja ver ni mis pies, camino sin dirección, me cubro con la capa que traigo en la espalda.
Me bajo del caballo, y comenzamos a caminar juntos.

Veo algo brillante muy a lo lejos, no estoy segura de qué pueda ser.

Estoy perdida entre árboles, puedo escuchar un riachuelo a lo lejos.
Pienso qué podría hacer ahora, nada se me ocurre y sólo sigo caminando. La belleza de este sitio, aunque sea entre tinieblas, es enorme.

Siento hambre.

No tengo dinero, no tengo en donde refugiarme, sólo un caballo robado y lo que uso.
Caminamos lento. Caigo en un agujero enorme, siento dolor, mi corazón late muy fuerte pero muy lento, puedo sentirlo a punto de salirse de mi pecho.

Despierto.

Muero.

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